viernes, 21 de febrero de 2025

¿Y la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) que ha hecho por tu comunidad?

´A pesar de las normas que prohíben el uso electoral de los programas sociales, existen antecedentes claros de cómo políticos han instrumentalizado a SEDESOL, para influir en elecciones´
El uso de SEDESOL en campañas políticas: una práctica que perpetúa el clientelismo en Honduras

En Honduras, la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) ha sido señalada en diversas ocasiones como una herramienta utilizada por políticos para promover campañas electorales, especialmente en zonas rurales y empobrecidas. Aunque su objetivo oficial es implementar programas sociales para reducir la pobreza, existen denuncias sobre cómo estos recursos han sido manipulados con fines partidistas.


Un ejemplo recurrente es el uso de programas sociales para condicionar el apoyo electoral. En algunos casos, candidatos han entregado bonos, alimentos o ayudas económicas provenientes de SEDESOL durante eventos públicos, vinculando estos beneficios directamente a sus campañas. Esto genera dependencia y fidelidad política entre las comunidades más vulnerables, quienes ven estas ayudas como un favor personal del candidato en lugar de un derecho ciudadano.


Además, informes han señalado que ciertos funcionarios asignados a SEDESOL son seleccionados por afinidades políticas y no por méritos técnicos, lo que facilita la instrumentalización de los programas sociales. Este patrón refuerza redes clientelares que afectan la transparencia y equidad en los procesos electorales.

El caso más emblemático es el desvío de fondos públicos hacia campañas políticas, como ocurrió con el "Caso Pandora", donde millones de lempiras destinados a proyectos sociales fueron redirigidos para financiar actividades partidistas. Aunque no directamente relacionado con SEDESOL, este caso refleja una práctica extendida en las instituciones públicas.


Para combatir esta problemática, es esencial fortalecer los mecanismos de supervisión y sanción, asegurando que los recursos de SEDESOL sean utilizados exclusivamente para su propósito original: mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables sin condicionamientos políticos.



Durante el año 2024, la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), en colaboración con la Asociación para el Desarrollo de la Península de Zacate Grande (ADEPZA), emprendió un ambicioso proyecto para elaborar una base de datos que serviría como pilar del plan de refundación impulsado por el gobierno. Este esfuerzo no solo buscaba recopilar información detallada sobre Zacate Grande, sino también abarcar todo el municipio de Amapala, con el objetivo de identificar necesidades críticas y diseñar soluciones efectivas.


Uno de los temas más destacados en esta iniciativa fue el análisis del acceso y la calidad educativa en la región. Las comunidades enfrentan problemas estructurales graves: aldeas como El Novillo, El Jocote, El Zope y Playa Blanca cuentan únicamente con centros educativos que ofrecen hasta sexto grado, lo que limita significativamente las oportunidades de educación secundaria. Aunque aldeas como La Flor y La Pintadillera disponen de Centros de Educación Básica (CEB) que llegan hasta noveno grado, los estudiantes enfrentan barreras económicas y logísticas para continuar sus estudios superiores. Estas dificultades incluyen costos elevados de transporte y la necesidad de trasladarse a otras localidades.


La calidad educativa también es motivo de preocupación. En comunidades como Puerto Grande y La Pintadillera, los habitantes han expresado su descontento por la falta de preparación del personal docente, señalando que muchas designaciones responden a afinidades políticas en lugar de méritos académicos. Además, las infraestructuras escolares presentan condiciones deplorables: techos deteriorados, falta de agua potable y espacios insuficientes para atender a la población estudiantil.


Otro desafío crítico es la deserción escolar. En comunidades como La Pintadillera y Playa Blanca, los altos costos asociados al transporte obligan a muchos jóvenes a abandonar sus estudios y dedicarse a actividades económicas locales, perpetuando así un ciclo de pobreza.


Frente a esta realidad, surge una pregunta inevitable: ¿qué ha hecho el gobierno para mejorar la calidad educativa en estas comunidades? Si bien iniciativas como las desarrolladas por SEDESOL junto a ADEPZA representan un paso importante hacia la identificación de problemas, aún se requiere una intervención estatal más robusta. Es necesario garantizar inversiones en infraestructura, capacitación docente basada en mérito y subsidios para transporte escolar. Solo así se podrá avanzar hacia un sistema educativo inclusivo que brinde oportunidades reales a las comunidades más vulnerables del municipio de Amapala.


El deber del Estado frente a la crisis educativa rural: medidas urgentes necesarias


La crisis educativa en las zonas rurales exige una respuesta inmediata y contundente por parte del Estado, cuya responsabilidad constitucional es garantizar una educación equitativa y de calidad para todos los ciudadanos. Este deber incluye asegurar acceso universal, mejorar la calidad educativa, invertir en infraestructura y facilitar condiciones que permitan la continuidad escolar.



El Estado tiene una responsabilidad ineludible de garantizar que los programas sociales, como los gestionados por SEDESOL, cumplan con su propósito original: beneficiar a las poblaciones más vulnerables sin ser utilizados como herramientas políticas. Sin embargo, para que esto se materialice, es imprescindible una intervención estatal efectiva que fortalezca los mecanismos de protección social y asegure que los recursos lleguen a quienes más lo necesitan, sin discriminación ni condicionamientos partidistas.


La supervisión directa del gobierno debe consolidar un sistema de protección social robusto, transparente y basado en evidencia. Este enfoque, apoyado por iniciativas como las del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), incluye la implementación de mecanismos de registro eficientes, metodologías innovadoras para identificar a los más vulnerables y herramientas digitales para la entrega segura y ágil de beneficios. Además, es fundamental establecer mecanismos de monitoreo y veeduría social que permitan a la ciudadanía participar activamente en la supervisión de estos programas.


Actualizar las leyes relacionadas con la administración de programas sociales es una medida prioritaria. Estas reformas deben incluir sanciones severas para quienes utilicen los recursos con fines electorales. Asimismo, el gobierno debe asegurar que el personal encargado de gestionar estos programas sea seleccionado por mérito, eliminando cualquier influencia política en las designaciones. La profesionalización y capacitación continua del talento humano en SEDESOL son esenciales para garantizar la eficiencia y legitimidad de sus acciones.


La transparencia también debe ser un pilar fundamental. Publicar informes periódicos sobre la planificación, ejecución y resultados de los programas sociales mediante plataformas accesibles como el Observatorio de Desarrollo Social (ODS) permitirá a la ciudadanía monitorear el uso de los recursos públicos y exigir rendición de cuentas.


Estas acciones no solo restaurarán la confianza ciudadana en las instituciones públicas, sino que también garantizarán que los programas sociales cumplan su objetivo principal: mejorar la calidad de vida de las personas en situación de pobreza extrema y vulnerabilidad. La intervención estatal no es solo deseable; es urgente y necesaria para construir un sistema social inclusivo, resiliente y libre de manipulaciones políticas.


La intervención estatal no solo es necesaria, sino urgente, para restaurar la confianza ciudadana en las instituciones públicas y garantizar que los programas sociales cumplan su objetivo principal: mejorar la calidad de vida de las personas en situación de pobreza extrema y vulnerabilidad.


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